Hernando de Padilla-Dávila y Pérez de Gallegos
El mundo hispano no carece de aventureros cuyas historias los harían compañeros de armas del Capitán Alatriste y en esta ocasión presentamos a uno de ellos:
Hernando de Padilla-Dávila y Pérez de Gallegos se llama nuestro personaje: Jerezano de nacimiento y famoso en el siglo XVI por su notorio valor y aventuras.
Nació como ya dijimos en Jerez de la Frontera en el seno de una de las mejores familias de esta ciudad andaluza, fue su padre Don Lorenzo de Padilla y Ávila, Alcalde del Puerto de Santa María y cuyo valor había sido puesto a prueba en varias ocasiones en África; fue su abuelo Don García Dávila “El de la Jura”, conocido de esta forma porque siendo Alcalde de Jerez había hecho jurar a los Reyes Católicos ante las puertas principales de la ciudad que habrían de respetar sus fueros. Su madre se llamaba María Gallegos de Vera o Pérez de Gallegos y Vera como fue conocida indistintamente. Su madre era hija del Regidor Gonzalo Pérez de Gallegos y García Román y de Beatriz de Vera. Todos ellos linajes principales de Jerez.
En esta familia nació Don Hernando habiendo heredado las virtudes de sus antepasados.

Pues bien, siendo mozo pero ya entrenado en el uso de la espada, visitó con uno de sus fieles escuderos el vecino Puerto de Santa María. La ciudad estaba al tope y llena de curiosos pues el mismo Duque de Medinaceli se encontraba de visita trayendo consigo a su corte con el esplendor que esto significaba. El Duque traía entre sus caballeros a uno de nombre Fabián de Salazar quien se topó por accidente con Hernando de Padilla. Salazar le insultó y humilló frente a la concurrencia. El joven Padilla no tuvo más remedio que retirarse con la humillación que Salazar le había dejado.
Pasó el tiempo pero Padilla no olvidó la ofensa realizada por Salazar. Supo entonces que el Duque y su comitiva habían pasado nuevamente por el Puerto de Santa María en su ruta hacia Castilla y habiendo decidido tomar venganza llamó a su escudero Valderrama, montaron a caballo y se lanzaron a alcanzar la comitiva del Duque. Los alcanzaron cerca de la villa gaditana de Espera, en ese lugar encontraron al grupo y a Salazar marchando a un costado de la litera del Duque. Padilla se lanzó contra él furiosamente matándolo a los pocos mandobles. Repuestos de la sorpresa los demás caballeros del Duque trataron de cercar a Padilla pero éste montó su caballo y escapó junto con Valderrama.
Cabalgaron hacia Jerez pero no llegaron porque el caballo murió al poco tiempo, habiendo recibido graves heridas. Padilla mandó a Valderrama desollar el caballo para que este no fuera reconocido por el hierro y señas de su casa pero la precaución resultó inútil puesto que su nombre había sido ya dado a la justicia haciéndolo un hombre buscado. Padilla y Valderrama se ocultaron para sanar sus heridas y trazar su siguiente plan, permanecer en su tierra ya no era opción. Así quedaron caballero y escudero, ahora refugiados de la justicia.
La salvación vendría de un personaje inesperado. El padre de Padilla, Don Lorenzo tenía un hijo bastardo llamado Sancho de Padilla quien era conocido por su valor y arrojo. Sancho decidió ir al rescate de su hermano y después de rastrearlos largo tiempo dio con ambos. Los tres entonces resolvieron ir a Portugal y de ahí a donde Dios dijera, viajaron de noche para evitar ser vistos y llegaron sin contratiempos. En Portugal tomaron un barco que los llevó a Génova donde vivieron como aventureros haciéndose respetar con sus armas.
Un día decidieron tomar otro rumbo, estando en el Puerto de Génova entraron a un buque y sin otra cosa que su valor -y la punta de las espadas- ordenaron levantar anclas y hacer vela. Así se hicieron de un buque, se hicieron a la mar y navegaron en corzo, asaltando naves, haciéndose de tesoros y recorriendo el Mediterráneo, adquiriendo así fama, miedo y respeto el nombre de Hernando de Padilla.
Así transcurrieron los primeros años de Padilla después de su exilio. Hacia 1515 murió la viuda de Salazar quien velaba por la sentencia de Padilla con el favor del Duque. Fue entonces cuando la familia de Hernando consiguió su perdón y pudieron volver los dos hermanos a su hogar.
Vuelto Hernando a Jerez y con la experiencia obtenida en el corso decidió entrar al ejército real donde estuvo al mando de una compañía de caballos. Con ellos participó valerosamente en la Jornada de Túnez en Junio de 1535 que lideraba el Emperador Carlos para recuperar el control de esta zona. En esta batalla Hernando se distinguió al ser uno de los primeros caballeros en desembarcar y entrar en batalla.
Tiempos después fue emboscado por los Otomanos mientras recorría un olivar, le atacaron y Padilla se defendió a pesar de la desventaja numérica. Habría muerto en ese lugar de no haber sido socorrido con celeridad por otros caballeros. Finalmente se encontró uno a uno con un turco de alto rango que luchaba con destreza contra él: ¡Un digno enemigo! El duelo se alargó, las espadas chocaron y se bañaron en sangre mientras los brazos de ambos se mantenían firmes. Era vencer o morir. El turco, que era más rápido que Padilla, lo hirió seriamente haciéndolo tambalear pero la excesiva confianza del primero fue su fin: Padilla aprovechó el descuido del otro para clavar con toda su fuerza su espada poniendo fin al largo duelo. Como trofeo Hernando tomó de su enemigo la magnífica cota de malla y la ofreció al Duque de Medina Sidonia.
El Emperador al tener noticias del duelo y la victoria de Padilla envió a sus médicos y cirujanos interesándose en la salud de su caballero. Una vez recuperado el Emperador le mandó llamar para premiar su valor y sus servicios: Le hizo Continuo de la Casa Real, Caballero de la Orden de Santiago en 1536 y Comendador de la misma, Alcalde de la Fortaleza de Tempul y Caballero Veinticuatro de Jerez entre otras mercedes reales.

Hernando casó en Canarias con Leonor de Machicao o Bachicao y Ervas*, dama descendiente de Conquistadores de Canarias con quien entre otros procreó a Lorenzo de Padilla-Dávila y Machicao quien después de participar en Flandes como Capitán de Tercios pasó a las Indias dejando una muy amplia descendencia principalmente en el Reino de la Nueva Galicia.
Así vivió el Ilustre Hernando de Padilla: hidalgo, aventurero, corsario, Caballero de Santiago y Contino del Emperador.
*Hija de Fernando de Bachicao y de Constanza de Ervas y Mirabal, hija de Pedro de Ervas y N de Mirabal y nieta paterna del rico mercader Diego de Ervas.
Fuentes y Literatura recomendada:
1) Pruebas para la concesión del título de caballero de la Orden de Santiago de Hernando de Padilla, Natural de Jerez de la Frontera. 1536. Consejo de Órdenes. Archivo Histórico Nacional.
2) Hombre Ilustres de Jerez de la Frontera. Ignacio Parada y Barreto. Imprenta del Guadalete. 1875.
3) Una rama de los Padilla-Dávila en España y México. Guillermo Padilla Origel. 1987.
4) Retoños de España en la Nueva Galicia. Mariano González-Leal. Gobierno del Estado de Jalisco. 2010.
5) Linajes medievales de Jerez de la Frontera. Rafael Sánchez Saus. Sevilla. 1996.
6) Los caballeros de las nueve lunas de plata: historia de una rama de los Padilla de Jalostotitlán. José Trinidad Padilla Lozano. 1996